Durante toda la infancia, se establecen los patrones de alimentación, sueño, actividad física y regulación emocional que acompañarán a la persona a lo largo de toda su vida. Los primeros mil días de vida son una ventana crítica para formar hábitos, desarrollar el cerebro, y madurar el sistema inmunológico, de este modo se pueden evitar una serie de problemas de salud cuando se crece.